La velocidad con la que transcurren los acontecimientos del mundo, y la creciente sensación de inestabilidad que se deriva de todo ello, es una de las características principales del fin de ciclo que estamos viviendo. El tiempo está a punto de agotarse por su propia aceleración, lo que ha provocado que la humanidad se encuentre hoy en día más alejada que nunca de su Principio.
En este sentido podría decirse que el desarrollo cíclico y temporal supone un alejamiento gradual y paulatino del polo esencial de la manifestación, que es la Unidad primordial, e inversamente una cada vez más progresiva caída en el polo substancial, al que pertenece el reino de la cantidad y la multiplicidad. En analogía con esto, dicho alejamiento ha provocado también que el ser humano fuera perdiendo poco a poco conciencia de sus realidades superiores, viéndose abocado finalmente a desarrollar aquello que en él existe de más inferior y superficial. Esta es la tendencia general, aquella que marca el tono de nuestra época terminal, considerada como la fase más oscura de la "Edad Sombría" (el Kali-Yuga o Edad de Hierro), y que por eso mismo reviste un carácter anómalo e invertido con respecto a lo que ha sido la historia de la humanidad en épocas anteriores, y no demasiado lejanas.
De una u otra manera casi todas las tradiciones han mencionado en sus profecías y textos sagrados las características que revestirá el fin de ciclo, y que se ajustan incluso en los detalles a lo que estamos viviendo en la actualidad. Mas por encima de los horrores y tristezas que traen los signos de este tiempo, se abre para todos los hombres y mujeres de corazón recto la esperanza de un mundo verdaderamente nuevo, donde "no habrá ya noche ni se tendrá necesidad de luz de antorcha, ni de luz del sol", pues la rueda habrá dejado de girar y el tiempo se habrá absorbido en la Realidad de su centro inmutable. "Cuando reinan el engaño, la mentira, la inercia, el sueño, la maldad, la consternación, la aflicción, la turbación, el miedo, la tristeza: esto se llama la Edad Kali, que es tenebrosa". Bhagavata Purâna, Libro XIII. "En la Edad Kali la riqueza, entre los hombres, reemplazará con mucho la nobleza de origen, la virtud, el mérito; el derecho y la regla estarán determinados por la fuerza".
.. Ahora existe una estirpe de hierro. Nunca durante el día se verán libres de fatigas y miserias ni dejarán de consumirse durante la noche, y los dioses le procurarán ásperas inquietudes (...). El padre no se parecerá a los hijos ni los hijos al padre; el anfitrión no apreciará a su huésped ni el amigo a su amigo y no se querrá al hermano como antes. Despreciarán a sus padres apenas se hagan viejos y les insultarán con duras palabras, cruelmente, sin advertir la vigilancia de los dioses (...). Ningún reconocimiento habrá para el que cumpla su palabra ni para el justo y el honrado, sino que tendrán en más consideración al malhechor y al hombre violento. La justicia estará en la fuerza de las manos y no existirá pudor; el malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso con retorcidos discursos y además se valdrá del juramento. La envidia murmuradora, gustosa del mal y repugnante, acompañará a todos los hombres miserables". Hesíodo, Los Trabajos y los Días, versos 174-195.
"Cuidad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías', y engañarán a muchos. Oiréis hablar de guerras y rumores de guerras, pero no os turbéis, porque es preciso que esto suceda, mas no es aún el fin. Se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá hambre y terremotos en diversos lugares. Pero esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento (...) Entonces se escandalizarán muchos y unos a otros se harán traición y se aborrecerán; y se levantarán muchos falsos profetas, y por el exceso de maldad se enfriará la caridad de muchos, mas el que perseverare hasta el fin, ése será salvo". Mateo XXIV, 4-13.
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