La
Patagonia argentina y chilena en peligro
Adrián Salbuchi
10 de enero 2012
Pregunta:
¿La Patagonia? ¿Qué es eso? Respuesta: Patagonia es la vasta, inmensamente
rica, escasamente poblada, área austral de Sudamérica, extendida desde el
Océano Atlántico al Océano Pacífico. Compartida por Argentina y Chile, la
Patagonia ha sido por más de un siglo un objetivo claro de la élite de poder
global, siendo catalogada como su futuro “refugio”. Existe evidencia de que
intereses extranjeros quieren apropiarse del sur austral.
Mientras observamos el desastre que
han hecho de nuestro mundo, aquel “futuro” puede que esté al otro lado de la
esquina. Apuntada por el Movimiento Sionista Internacional, esta silenciosa
toma de la Patagonia ha progresado dramáticamente en años recientes; no a
través de la guerra y la invasión, sino mediante adquisiciones territoriales,
infiltración económica, quintas columnas israelíes, apoyo mediático global y
posicionamiento geopolítico.
La semana pasada, la furia emergió
en Chile luego de que un grupo de “mochileros” israelíes prendieran fuego al
bosque virgen del Parque Nacional Torres del Paine en la Patagonia. ¿El
sospechoso? Un tal Rotem Singer, quien estaba “turisteando en la Patagonia” con
otros “mochileros” israelíes. Éstos insistieron en su inocencia en
declaraciones a la radio militar de Israel. Las autoridades chilenas, no
obstante, lo detuvieron, e incluso el presidente Sebastián Piñera manifestó su
preocupación.
¿Por qué tanta preocupación? Por
décadas, jóvenes oficiales del ejército israelí, camuflados como turistas y
mochileros, han estado estudiando, mapeando y viajando por toda esta vasta,
rica y escasamente poblada región, conspirando, planeando…¿preparando el
futuro?
Esto no es nada nuevo. Hace 26
años, el 5 de enero de 1986, el principal periódico de Argentina, el
tradicional y prestigioso La Nación, publicó un artículo bajo el título ‘Estudian el asentamiento de una colonia
judía en Santa Cruz’, citando a israelíes que estudian el área, quienes
manifiestan “este es un proyecto largamente acariciado”. Se afirma que éstos
“realizan un relevamiento de la zona, para estudiar el clima, la flora, la
fauna y las riquezas potenciales del lugar”.
Por décadas, los israelíes han
estado “surcando” sistemáticamente esta región gracias a la extrema
flexibilidad de los gobiernos sucesivos de la Argentina, todos extremadamente
permeables y sumisos a la influencia sionista. Esto quedó evidenciado en
septiembre de 2003, cuando el entonces Comandante en Jefe del Ejército
argentino, Roberto Bendini, fue obligado a renunciar por un escándalo mediático
alimentado por el lobby sionista local de la DAIA (Delegación de Asociaciones
Israelíes Argentinas), luego de que Bendini expresara su preocupación por la
presencia de oficiales israelíes haciéndose pasar por “mochileros inocentes”.
Nuevamente el periódico La Nación del 30 de septiembre de 2003, explicó que “en
cuanto a los israelíes, importa advertirlo: que los hay en la Patagonia, los
hay. Se mueven en grupos, son jóvenes y hablan entre ellos en hebreo. Una buena
parte viene de la milicia. Acaban de quitarse el uniforme del ejército
israelí.”
Existe entonces una razón
justificada de preocupación entre argentinos y chilenos. Especialmente cuando
se considera que el padre fundador del sionismo internacional, Theodor Herzl,
escribió en 1896 en su libro ‘El estado judío’ (en un capítulo con el
importante título, ‘¿Palestina o Argentina?’) cosas como “Debemos elegir,
¿Palestina o Argentina?… Argentina es, por naturaleza, uno de los países más
ricos de la Tierra, con un inmenso territorio, población escasa y clima
moderado. La República Argentina tendría el mayor interés de cedernos parte de
su territorio…”.
Avancemos al año 2002, cuando, como
reportamos en un reciente artículo de RT, Argentina colapsó sufriendo su peor
crisis financiera y The New York Times sugirió que el país debía vender la
Patagonia para pagar su deuda soberana.
En Argentina también están muy
activas personalidades como Eduardo Elsztain, el terrateniente más grande del
país, quien “resulta ser” el socio local del magnate y especulador
judío-norteamericano-húngaro George Soros (directivo del Consejo de Relaciones
Exteriores y la Comisión Trilateral). Elsztain posee grandes extensiones de
tierra a lo largo de la Patagonia y también “resulta ser” director ejecutivo
del Congreso Mundial Judío y un activo militante del movimiento sionista Jabad
Lubavitch.
Elsztain no está solo en acumular
millones de hectáreas de tierras argentinas usando sus miles y miles de
millones de dólares en dinero. Se asocia informalmente con Carlo y Luciano
Benetton, Ted Turner de CNN y TNT, Douglas Tompkins (eco-billonario
estadounidense que posee tierras especialmente en Chile), Joseph Lewis (el
propietario británico de Planeta Hollywood), Daniel Lerner de Walt Disney Enterprises,
Ward Lay dueño de las famosas patatas fritas, e incluso el ex Secretario del
Tesoro de George W. Bush y director ejecutivo de Goldman Sachs, Henry Paulson,
a través de la ONG The Nature Conservancy.
Pero los sionistas no están solos
en esto. El matutino The Telegraph de Londres acaba de titular un artículo el
pasado 2 de enero recomendando que “un submarino nuclear sea enviado a las
Islas Malvinas para ilustrar la furia británica por la decisión de países
sudamericanos de prohibir la entrada a sus puertos de embarcaciones que porten
la bandera de las islas”, agregando que “Gran Bretaña debiera… realizar
ejercicios militares en respuesta a la ‘agresiva’ decisión de Argentina, Brasil
y Uruguay de cerrar sus puertos a navíos que enarbolen la bandera ‘ilegal’ de
las Islas Malvinas”, ocupada por Gran Bretaña desde 1833 y convertida en
poderosa base militar nuclear frente a la Patagonia y Antártida desde la guerra
por las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido.
El Telegraph concluye diciendo que
“nadie debiera tener dudas sobre el compromiso del Gobierno británico de apoyar
esta área, la cual involucra una vasta extensión de potenciales aguas ricas en
minerales en el Atlántico Sur”.
¿Necesitamos recordar a los
lectores que Gran Bretaña ha sido el principal motor del movimiento sionista,
desde que su Declaración Balfour de 1917 trazó el camino que llevó a la
violenta creación de Israel en 1948, por bien financiadas organizaciones
terroristas como Irgun Zvai Leumi, Stern y Hagganah?
¿Están las élites preparándose para
apoderarse de la Patagonia de una buena vez?
Una cosa es segura: ni la Argentina,ni Chile, ni ningún otro país en Sudámerica, quiere ver a la Patagonia convertida en una nueva Palestina. El mundo ha visto suficiente terrorismo sionista en aquellas tierras.
Adrián Salbuchi for RT
Adrián Salbuchi es analista político, autor, conferencista y comentarista en radio y TV en Argentina www.asalbuchi.com.ar
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