Günter Grass, en su casa de la isla danesa de Mon. / Bernardo Pérez
Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
“antisemitismo” se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.
Gunter Grass es Premio Nobel de Literatura.
Traducción de Miguel Sáenz. El texto original en alemán se publicó ayer en el diario Süddeutsche Zeitung.
La clase política alemana e Israel
critican a Günter Grass por su poema
Representantes del partido en el Gobierno y de la oposición
descalifican al premio Nobel de Literatura 1999
Imagen de la primera del diario alemán 'Suddeütsche Zeitung',
en la que aparece el escritor Günter Grass. / STEPHAN JANSEN (EFE)
El poema de Günter Grass publicado hoy ha levantado una ola de críticas en Alemania, donde ha visto la luz en las páginas del diario Süddeutsche Zeitung. El país que organizó el exterminio sistemático de seis millones de judíos europeos durante la II Guerra Mundial (1939-1945) conserva oficialmente un “interés único” en mantener relaciones “estrechas y amistosas” con el Estado de Israel. Günter Grass, premio Nobel de Literatura en 1999, es uno de los escritores alemanes más conocidos y exitosos. En 2006 sorprendió al mundo confesando que se había alistado a los 17 años en una división acorazada de la Waffen-SS, el aparato militar de la organización nazi SS fundada precisamente el 4 de abril de 1925. Los SS, cuerpo de élite del régimen de Adolf Hitler, perpetraron buena parte de los crímenes alemanes durante la Segunda Guerra, tanto en el frente como en los campos de concentración o de exterminio. El escritor, que se alistó unos meses antes del final de la guerra y ocultó su pasada militancia durante 60 años, asegura hoy que él no disparó “ni un solo tiro”.
La publicación del poema, que EL PAÍS lleva hoy en sus páginas, ha acarreado críticas casi inmediatas en los medios conservadores como el berlinés Die Welt. Pero también el diario taz (link en alemán), próximo a Los Verdes, cuestiona lo que califica en su web de “falsificación de los hechos. Según el periódico de izquierdas, el escritor teme que Israel “extermine al pueblo iraní”, pero ha sido precisamente el presidente del régimen iraní, Mahmud Ahmadineyad (calificado de “fanfarrón” por el poeta) quien en repetidas ocasiones ha propuesto “extirpar el cáncer” que, a sus ojos, representa el Estado de Israel.
Hermann Gröhe, secretario General de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel, ha sido uno de los políticos más duros con el escritor alemán: "Estoy espantado con el tono y la dirección que toma el poema”. El escritor ignora que "Irán cuestiona el propio derecho a la existencia del estado de Israel”. El político recordó que Ahmadineyad “niega el Holocausto” y rechaza los controles internacionales sobre su arsenal nuclear. Gröhe ha recordado que no cabe la menor duda sobre el “fundamental” apoyo alemán a Israel: “Resulta de todo lamentable que alguien como Günter Grass demuestre no haber aprendido nada [de la historia alemana]”.
También es crítico el jefe de la Comisión de Exteriores del parlamento alemán (Bundestag), el democristiano Ruprecht Polenz (CDU), que acusa a Grass de “confundir la causa con el efecto” y de “fabricar” un contexto internacional que “no se corresponde con la realidad”. Polenz ha pedido que “no se le conceda demasiada importancia” al poema al evaluar un conflicto internacional “de enorme riesgo”.
En el principal partido de la Oposición, el socialdemócrata SPD, la secretaria general Andrea Nahles ha calificado de “irritante y desproporcionado” el texto publicado hoy simultáneamente por cuatro periódicos internacionales. El diputado del SPD Rolf Mützenich, portavoz socialdemócrata para Oriente Próximo, ha acusado a Grass de “banalizar” el carácter “represor” del régimen iraní y de ignorar la violencia con la que sojuzga cualquier oposición interna.
El periodista Ralph Giordano califica el poema de “ataque" a la existencia de Israel. “Pocas veces me ha conmocionado tanto [un texto]”, declaró. Giordano, que es judío, fue uno de los que defendió a Grass cuando hizo público su pasado militar en 2006. Las organizaciones judías alemanas y la Embajada de Israel en Berlín también han protestado por el contenido del texto. En el ministerio de Exteriores israelí consideran que el poema de Grass es una “obra de ciencia ficción de calidad lamentable” y de "un evidente mal gusto”. “Grass se ha distinguido por sus obras de ficción, pero ahora parece que se ha pasado a la ciencia ficción”, indicó a este diario el portavoz de Exteriores israelí Yigal Palmor. “Lo que Grass describe es una guerra apocalíptica entre Israel e Irán propia de la ciencia ficción”, considera. Es “un género que domina mal y en el que demuestra un evidente mal gusto”. Vaticinó el portavoz que el texto del autor alemán caerá como una bomba en Israel, una vez que la prensa y los analistas lo digieran.
El gerente parlamentario de Los Verdes, Volker Beck, ha acusado a Grass de “contribuir al prejuicio antisemita” según el cual criticar a Israel “sería un tabú”. Para Beck, no hay tal tabú, de modo que “el poema se descalifica a sí mismo como contribución al debate”.
Fuente: El País